El Estrés
Es una reacción ante los factores estresantes que nos inciden y que percibimos como un peligro o amenaza, se manifiesta con una respuesta mental y física. Se considera que siempre se dan las siguientes fases: 1º reacción de alarma y contra choque, 2º período de resistencia, y 3º agotamiento.
El cuerpo tiene dos sistemas de protección diferentes ante las agresiones:
Eje Hipotálamo-Hipofisario-Suprarenal (HHS)
Sistema inmunológico
El eje HHS normalmente permanece inactivo, cuando el hipotálamo cerebral percibe una amenaza, activa el HHS mediante una señal que envía a la glándula hipofisaria que hace que el cuerpo se prepare para el peligro inminente.
En respuesta a las señales de amenaza procedentes del medio externo, la glándula hipofisaria envía una señal a las glándulas suprarrenales para activar la respuesta de “huida” o “lucha” de nuestro organismo. Una vez que la alarma suprarrenal suena, las hormonas del estrés (adrenalina y noradrenalina) se liberan en los vasos sanguíneos y constriñen sus paredes en el aparato digestivo, obligando a la sangre cargada de nutrientes a ir a las extremidades, los miembros encargados de ponernos fuera de peligro y al corazón. Esto hace que se inhiba la digestión, la absorción, la excreción y otras funciones de nuestro organismo y también tengamos alteraciones de la presión sanguínea, del sistema cardiaco, del sistema inmunológico y otras muchísimas más hasta poder desarrollar un cáncer.
El sistema inmunológico es el segundo sistema de protección de nuestro cuerpo y nos protege de todas las amenazas que están en nuestro cuerpo como bacterias y virus. Consume una gran cantidad de energía de nuestro organismo. Este sistema es anulado completamente por las glándulas suprarrenales cuando segregan las hormonas del estrés.
El Estrés del día a día
Podemos decir que el proceso del estrés pasa por tres fases: amenaza, puesta en funcionamiento de nuestra respuesta orgánica (huída o lucha) y por último, cuando pasa el peligro, la relajación.
Un determinado nivel de tensión o activación del organismo es básico para la supervivencia. Por ejemplo, si no tuviéramos algo de estrés cruzaríamos por una calle ancha haciendo caso omiso de los semáforos y sin importarnos los pitidos de los coches de nuestro alrededor.
El problema es cuando los factores estresantes nos golpean constantemente y no somos capaces de relajarnos, en ese momento es cuando decimos que estamos estresados y si el ataque es grande caemos enfermos.
El estrés no lo vivimos todos igual. Hay personas que se derrumban con la mitad del estrés que soportan otras diariamente, por lo tanto, somos cada uno de nosotros los que debemos conocernos y poner límites a lo que podemos y debemos aguantar.
Un hecho importantísimo y que diferencia el estrés humano del que sufren los animales es nuestra capacidad de activar el organismo ante el recuerdo o la anticipación. Todos tenemos recuerdos de algo que nos pasó que preferiríamos olvidar o rumiamos lo que nos va a suceder y en ambos casos, sin querer, ponemos en funcionamiento nuestra respuesta orgánica. Si no somos capaces de pasar rápidamente a una fase de relajación, nuestra respuesta orgánica seguirá funcionando.
La relajación
Para llegar a la relajación existen varias cosas a tener en cuenta:
El entorno. Cuando queramos relajarnos es preferible que nos aislemos en lo posible en un entorno silencioso y no muy luminoso. Una música agradable, o especialmente diseñada para relajar nos ayudará. Podemos poner una luz verde que nos ayudará en llegar a relajarnos
La respiración. En la relajación toma especial importancia la respiración. Deberemos practicar la relajación con una respiración pausada, en donde la expiración sea mayor que la inspiración. Nos ayudará a concentrarnos el ir contando el número de respiraciones. Utilizaremos la respiración abdominal que consiste en la inspiración hinchar el abdomen y después el pecho y al contrario en la expiración.
La postura. Sin llegar a la postura del loto que practican los yoguis, deberemos tomar una postura sentados o acostados en la que la columna vertebral permanezca recta, sin rigideces, y la cabeza permanezca como sujeta por un hilo al techo.
La mente. Los pensamientos vendrán e irán y nosotros los dejaremos pasar sin aferrarnos a ellos. El ideal es no pensar en nada sino es nuestra respiración.
Técnica de Jacobson. Esta técnica se utiliza sobre todo acostado y consiste en ir contrayendo y relajando los músculos. Empezando por los pies y terminando por los de la cara y la cabeza.
Ejercicios físicos. El ejercicio físico es un gran relajante, siempre que no se haga con carácter competitivo, por lo que el andar, el correr, el nadar, el yoga, el tai chi y el qi gong, son excelentes para conseguir una mente equilibrada y sana.
Complementos que nos pueden ayudar:
Complejo de vitaminas B
Fortalecen los nervios y la salud del sistema inmunitario y pueden contrarrestar la fatiga.
L-Tianina
Es un aminoácido que incrementa los niveles de GABA (ácido gamma aminobutírico) y de dopamina dos neurotransmisores relacionados con el estado de la relajación, la tranquilidad y el bienestar general.
Consigue relajación sin provocar sedación como con los ansiolíticos y no afecta a las capacidades mentales.
Las dosis normales son de 200 mg de 2 a 3 veces al día. En estas dosis no tiene efectos secundarios.
Melatonina
Es una de las hormonas “maestras” (estimulan la producción de otras hormonas) Es producida por la glándula pineal a partir del triptófano y de la serotonina. Entre otras muchas indicaciones está indicada para inducir el sueño ralentizando la actividad cerebral.
Dosis: 1-3 mg, antes de acostarse.
Ginseng (Panax Ginseng) y
Ginseng Siberiano (Eleutherocosus)
Los dos tienen actividad antiestrés. Agudizan la atención y permiten que la mente se concentre y refuerzan el sistema inmunitario. Ayudan a evitar la fatiga
No tomar el Panax Ginseng si se tiene hipertensión. A las mujeres suele sentarlas mal esta planta, sustituirla por
ángelica sinensis.
Fitoterapia
Infusiones de
amapola y
pasiflora al irnos a acostar. Permiten el sueño más profundo y relajado.
La acupuntura y el masaje Tui Na
La acupuntura y el masaje Tui Na funcionan muy bien para el rebajar el estrés que soportamos siendo unas de las terápias más utilizadas.
Como hemos visto, el estrés se puede combatir mediante medios naturales y dejar los fármacos con sus efectos secundarios para aquellas enfermedades que sea imprescindibles tomarlos.